Te estoy lánguidamente mirando,
no hago ningún esfuerzo para atraer a mi mente,
tu rostro iluminado en el presente y la distancia,
y yo acomodando el poder de tu silencio.
Me dejo llevar por una antigua paz,
dibujando un corazón que, sobre la almohada yace,
y en el dominio de esa calma límpida de la aurora,
se desgarra el ritmo de tus nubes enamoradas.
Sosegada la noche sin movimiento extraviado,
sólo aprisiono tus fronteras con fuerza libre y sonora,
restablecido el retazo del infinito, se deleita el alma
y se abre subyugado el hechizo de la luna callada.
no hago ningún esfuerzo para atraer a mi mente,
tu rostro iluminado en el presente y la distancia,
y yo acomodando el poder de tu silencio.
Me dejo llevar por una antigua paz,
dibujando un corazón que, sobre la almohada yace,
y en el dominio de esa calma límpida de la aurora,
se desgarra el ritmo de tus nubes enamoradas.
Sosegada la noche sin movimiento extraviado,
sólo aprisiono tus fronteras con fuerza libre y sonora,
restablecido el retazo del infinito, se deleita el alma
y se abre subyugado el hechizo de la luna callada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario