viernes, 30 de octubre de 2009

ESTAR CONTIGO




Estar contigo hoy, es convertirse en pájaro,
y suponer que se puede tocar el cielo,
pertenecer a otro universo, a un mundo pequeño,
dónde el tiempo parece detenerse.

Hablar contigo es desplegar la libertad ansiada,
de poderes mágicos y casi divino de las palabras,
sin entrar en el juego de los amores,
los cuerpos desnudos con lenguaje diferente.

Alimentar contigo los sueños insistentes de la mente,
en un resquicio de cordura en la estructura de la vida,
me empecino en cautivar la simiente reveladora,
sin quitar la ilusión del secreto distendido e inquieto.

Aceptar contigo el desafío y el milagro de no recordar,
las caricias compactas y ansiosas por darnos calma,
pisando un camino hacia la puerta de entrada,
de una ciudad nueva con la salida clausurada.

Sonreír contigo es sentir el abrigo del alma,
derritiendo los besos que tenía abandonados,
¡Tú lo sabes!
Suena de fondo una flamante melodía,
y mis versos me dicen que estoy dentro de ti…
cuando anochece el día.

VIEJOS BOCETOS


El aire vibra entre rostros enjutos,
camino lento por calles, trampas y empedrados,
tal vez, se deshagan los viejos bocetos,
entre desolados faroles callejeros y viejos.

Miro dificultosamente un alto muro,
revestido de piedras y delirio de alerta,
pasos acumulados en un costado del pasado,
que permanecen inalterables y callados.

Mi desafío no claudica, no es cáscara vacía,
oriento mi Vida hacia el paraíso, cuando puedo,
confío en mis sentimientos reprimidos,
y experimento exaltación y miedos.

Con la alternativa del libre aliento,
las últimas estrofas de un verso,
cierra por fin este espacio en el universo,
y borro con amor el espejo del regreso.

TANGO ARGENTINO


Cuando era pequeñita,
mi padre me hablaba
de un zorzal criollo,
que cantando al viento y los años,
los laureles ceñidos a la sien.

Había nacido en Francia,
pero nuestro vino a ser,
tierra fue de trovadores
la que lo viera nacer.
Yo aprendí a amar
su sonrisa cordial,
su mirada en alta mar,
su nombre es CARLOS GARDEL.

El morocho del Abasto,
sin profesión ni quehacer,
sintió, un día por instinto,
cual su destino iba a ser.
Su historia son mil canciones,
a las que le da todo el ser,
por ¡Cantar…! ¡ Cantar! la consigna
y en cada canción arder.

Amó al amor y fue amante,
sin tapujo y sin doblez,
amor fuera el de la madre
a los que vienen después.
Cruzó los mares su fama,
y a trovar se fue Gardel,
un adiós – llama y ceniza-
lo andaba buscando a él.

Según me contó mi padre,
que fue en Colombia, en Medellín,
tragedia de aquel invierno…
en llamas murió Gardel.
El fuego de Prometeo,
entraba perenne en él,
la simiente de los mitos
ya estaba bajo su piel.

En un mar de tibias lágrimas,
Avda.Corrientes arriba sube
de los balcones abiertos,
bajo el nardo y el clavel.
Por esas calles el Tango,
silbando su desventura
y allá en la barriada oscura,
en tiempos deshilvanados
estuvo acechando el hombre,
como tigre en la espesura.

Que extraña melancolía de noche,
tienen los Tangos... que poesía,
sobre los barrios dormidos.






EL CANTO DE LA ESPERANZA



El canto de la esperanza
es vertiente de agua clara,
secuencia de milagro,
piadoso amor y ruego,
que eleva un destello,
el girasol hacia el cielo.
Mi país devastado
por injustos sabuesos
de la dimensión de espectros,
y en la cúspide del silencio
sólo lágrimas, columnas de huesos,
miedos en el oscuro templo,
ciegas brújulas que invadieron
las almas de los compatriotas
desde un acantilado incoherente,
al sorpresivo mar de la muerte.
ahora mismo sé lo hermoso
que es tener a un hermano vivo,
yo te conmino, historia argentina,
a no olvidar la ley inalterable,
de develar en cada instante,
el interrogante renacido,
las piedras siempre olvidan,
pero no hay prisión que aprisione
la mentira y su desvío.
El pasado no se destruye,
está en la parte del sacrificio,
que planifica el futuro,
exaltando las virtudes
y la valentía por las torturas,
en una parte de la literaria historia
que todavía tiene ... su vacante.

LA CALMA




Te estoy lánguidamente mirando,
no hago ningún esfuerzo para atraer a mi mente,
tu rostro iluminado en el presente y la distancia,
y yo acomodando el poder de tu silencio.

Me dejo llevar por una antigua paz,
dibujando un corazón que, sobre la almohada yace,
y en el dominio de esa calma límpida de la aurora,
se desgarra el ritmo de tus nubes enamoradas.

Sosegada la noche sin movimiento extraviado,
sólo aprisiono tus fronteras con fuerza libre y sonora,
restablecido el retazo del infinito, se deleita el alma
y se abre subyugado el hechizo de la luna callada.

COFRE DE SILENCIOS



Eres un gorrión guardado, en un cofre de silencios,
desde hace mucho tiempo, invencible y altivo,
con hilo grueso de impaciencia y cielo,
e ir corriendo a tu encuentro callejero.

Yo te recuerdo con un sueño dormido,
y la capacidad del amor, entre mis dedos medido,
te busco siempre en el lento caer de un poema,
y tu paso rondando las horas venideras.

Yo te recuerdo en mí, corazón al viento,
y sobre tus manos la pasión sedienta,
¡cómo explicarte que mi cielo muestra la beatitud,
de un delirio de besos en cabalgata de ensueños!

Yo te recuerdo prodigándome el milagro,
de tu primavera en mis hojas nuevas,
pero no todo alcanza, pues no se puede,
entrar al pecho en dónde el Amor se muere.

Un dejo de despedida, un punto de partida,
me distraigo cuando huelo tu perfume y no lo tengo.
¡Que bello quien apuesta a lo seguro, a lo previsible,
aún con miedos y dejando correr los riesgos!

¿Dónde estarás con tu nombre, Amor Mío?
tu fragancia en torbellino llega distante,
y tiemblo como relámpago zumbante,
entre las sílabas seguras de mi sangre.

DETRÁS DE CADA ESQUINA




Yo pronuncio tu nombre,
detrás de cada esquina,
bajo las luces de los faroles,
que cantan con las alondras,
cuando los duendes besan la luna,
y los astros se ocultan,
bajo las últimas frondas.

Lucidez de ensueños,
hondo crepitar de estrellas,
respiro en el loco reloj,
que me marca el respiro,
de ese espacio sideral,
que se esfuma detrás
del llanto de las sombra,
en la fascinación eterna
de dos seres que coinciden,
siempre en el aire con huellas,
en esa estación viajera,
dónde se conmueve la Primavera,
pero, mi corazón sin ti,
no puede deshojar la música,
de la mansa lluvia sobre tu madera,
el néctar de tus flores es cordura,
que perfuma el jardín de la memoria,
y en el éxtasis último
de esta tarde clara y serena,
me llevo tu alma como brasas,
hacia mi soledad de cataratas.

Campanas que repicarán,
en las letras de tus poemas,
conmovidas las alondras,
en la humedad del beso,
y en el adivinar de tus gestos,
te amo como siempre,
con estas palabras solas,
con el alma que se moja,
gota a gota perezosa,
con el rumor del lamento,
pausada y monocorde nota.